Al circular con nuestro vehículo y pensamos en firmes resbaladizos, siempre nos viene a la cabeza el hielo, pero…¿has pensado en las hojas húmedas acumuladas en la calzada?.
El firme deslizante es uno de los enemigos más peligrosos cuando hablamos de conducción. Al fin y al cabo, nuestros coches, nuestras motos, nuestros vehículos en general, se mantienen en el asfalto y son capaces de girar gracias al trabajo de los neumáticos, gracias a la fricción que existe entre ellos y el asfalto. Por eso, cuando el firme se vuelve deslizante la peligrosidad es mucho mayor.
Cuando un conductor imagina un firme deslizante, automáticamente, la inmensa mayoría de las veces, piensa en algo así como grandes placas de hielo, una superficie nevada o, incluso, una superficie cubierta de tierra suelta. Es cierto, todas ellas son situaciones en las que encontraremos un agarre mucho menor al ideal, pero casi nadie piensa en algo tan simple -y habitual- como las hojas sueltas sobre el asfalto.
Las hojas secas pueden crear también peligros: si llueve y están mojadas sobre la carretera, su efecto puede ser similar al del aquaplaning, así que reduce velocidad y atraviesalas con cuidado.
Otro consejo es que al final de cada trayecto es interesante limpiar las hojas secas que hayan caído sobre el coche para que no se acumulen y atasquen conductos.
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