La conducción sobre nieve o hielo es la circunstancia más peligrosa a la que puede enfrentarse un conductor. Con experiencia al volante o sin ella, una capa de nieve o una placa de hielo son elementos susceptibles de jugarnos una mala pasada de manera imprevista, en forma de detención obligada de duración imprevisible o de accidente.
Veamos qué debemos de hacer si la nieve nos sorprende en carretera y de qué opciones disponemos para salir airosos del lance.
¿Qué vehículos se desenvuelven mejor sobre la nieve?
La pregunta tiene trampa, porque la mayoría de los conductores responderán sin titubeos que los coches con tracción a las cuatro ruedas son los más indicados para maniobrar sobre un firme nevado.
Y así es, pero también es cierto que los vehículos con tracción delantera son aptos para conducir sobre la nieve. Son los coches de propulsión trasera los que deberemos evitar si en el parte meteorológico avisan de la probabilidad de nevadas.
Un coche impulsado por las ruedas de atrás es difícilmente gobernable sobre una carretera nevada, y muy especialmente si no disponemos de cadenas.
Consejos para conducir sobre la nieve
La primera medida elemental de precaución es circular siempre con el depósito de combustible lleno: en caso de detención obligada a causa de la nieve necesitaremos utilizar la calefacción del coche, para lo que es imprescindible que el motor esté funcionando. Recordemos que en los noticiarios todos los años informan de conductores que han quedado bloqueados durante muchas horas en medio de autopistas y carreteras nevadas.
Procuremos no pasar de los 30 km/h y practiquemos una conducción muy suave, evitando los acelerones y las frenadas: en ambas circunstancias es cuando suelen producirse las temidas pérdidas de control del vehículo.
Cuando el espesor de la nieve de la calzada supere un centímetro y medio deberemos colocar las cadenas para poder circular con un mínimo de seguridad. No hacerlo supone multiplicar las probabilidades de tener un accidente o de “embarrancar” nuestro coche en la nieve.
Y si las nevadas son habituales en nuestra zona de residencia o trabajo, hagamos un esfuerzo económico y adquiramos un juego de neumáticos de invierno para usarlos durante los meses en los que es previsible que nieve.
Cuándo usar las cadenas para la nieve
No existe una norma establecida para colocarlas. En general, han de montarse las cadenas cuando el espesor de la nieve dificulte el avance o el mantenimiento del control del coche.
Si nos ocurre esta circunstancia y no disponemos de cadenas, detendremos el vehículo en una zona segura e informaremos al 112 de esa incidencia y facilitaremos nuestra posición exacta. Evitemos continuar circulando, ya que la posibilidad de accidente si no llevamos cadenas y nieva mucho es máxima.
Preferentemente, colocaremos las cadenas en las cuatro ruedas del vehículo. Una solución menos aceptable es colocarlas solo en las ruedas motrices. Y si el coche es un 4×4, pero solo disponemos de un par de cadenas, las montaremos en las ruedas delanteras.
En resumidas cuentas, toda precaución es poca a la hora de manejar un coche sobre firme nevado. Conque lo mejor que podemos hacer es evitar usar el coche si hay previsión de fuertes nevadas, ya que a partir de cierto espesor de nieve nos quedaremos irremisiblemente atrapados en la carretera, sin importar que el coche esté calzado con neumáticos de invierno o que llevemos puestas las cadenas.
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