¿Por qué se echa sal en las carreteras cuando nieva?

El uso de sal común para evitar que se congele la superficie de carreteras y autopistas se ha generalizado durante los últimos años. Sin embargo, los beneficios que aporta la salazón de las carreteras para la seguridad del tráfico están acompañados de desventajas evidentes.

Vamos a explicar por qué se echa sal a las carreteras cuando nieva o hiela, qué desventajas acarrea y las alternativas que se barajan para dejar de usar este sistema.

 La sal disminuye la temperatura de congelación del agua:

La temperatura de congelación del agua es de 0º C en condiciones de presión atmosférica normales. Pero cuando se disuelve la sal común en el agua, este punto de congelación disminuye hasta los -10º C.

Por tanto, lo que se consigue al añadir sal común a calzadas y aceras es que sea necesaria una temperatura mucho más gélida para que se formen placas de hielo a partir del agua de lluvia, de la nieve y del rocío.

Añadimos que para que el sistema funcione ha de echarse la sal previamente a que ocurran los fenómenos atmosféricos que provocan temperaturas por debajo de los cero grados: si echamos sal sobre hielo ya formado, el porcentaje de eficacia será mucho más bajo.

 Efectos colaterales negativos de la adición de sal sobre las carreteras

Estos son los efectos negativos que conlleva la adición masiva y continuada de sal a las vías de circulación:

• Corrosión y daños en los bajos de los vehículos y en las infraestructuras viarias
• Riesgos para la flora y la fauna acuática y terrestre
• Disminución de la calidad de los acuíferos y depósitos de agua potable
• Aumento de la erosión del terreno
• Disminución de la fertilidad de las zonas cultivables

Un efecto adicional poco conocido es que la sal en las carreteras atrae a los animales rumiantes, a los que les gusta el sabor de la sal, lo que aumenta la posibilidad de atropellos de estos animales.

¿Hay alternativas eficaces a la sal?

La nomenclatura química de la sal de mesa común es la de cloruro sódico (NaCl). Otras sales que se barajan como alternativa son el cloruro de magnesio (MgCl) y el cloruro de calcio (CaCl).

El cloruro de magnesio se considera más seguro que la sal común, pero es ligeramente más caro y requiere el doble de cantidad de sal para tratar la misma superficie de asfalto.

Por su parte, el cloruro de calcio es el más seguro para el medio ambiente, pero resulta ser hasta tres veces más caro que la sal común. Esta sustancia se reserva en algunos países para zonas ecológicamente vulnerables.

Otra opción es el uso de una mixtura de sal y arena. La arena no ayuda a evitar que se formen la nieve o el hielo, pero aumenta la tracción, reduciendo la cantidad de sal necesaria hasta en un 50 %.

El gran problema es que, una vez que la nieve o el hielo se derriten, la arena es arrastrada por el agua y llena de sedimentos los márgenes de las carreteras y los conductos de evacuación de agua.

Se estudian otras alternativas, como la adición de sustancias biodegradables naturales a la sal para mejorar su rendimiento y disminuir su impacto ambiental. Este sistema es eficaz, pero su alto coste hace que su uso extensivo no sea viable por el momento.

Por tanto, aunque la utilización masiva de sal común no está exenta de riesgos y desventajas, lo cierto es que en la actualidad es el único medio eficaz y económicamente viable para reducir los accidentes debidos al deslizamiento sobre nieve o hielo.